Los cuentos sirven a las matemáticas, así como las matemáticas sirven a los cuentos. Sirven a la poesía, a la música, a la utopía, a la labor política: en definitiva, al hombre entero y no sólo al que crea fantasías. Sirven precisamente porque, en apariencia, no sirven para nada: como la poesía y la música, como el teatro y el deporte (si no se convierten en un negocio).
(...)
Ha de ser una ley: no hay creación auténtica sin cierta ambigüedad.
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*Gramática de la fantasía: introducción al arte de inventar historias, de Gianni Rodari. Eu teño o de booket, traducido por Mario Merlino, pero na rede só encontrei esta tradución de Roberto Vicente Raschella. Non sei que tal estará. O libro é un must
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