Intentado volver a la normalidad después de la tragedia, os escribo las novedades. Después de la resaca emocional y laboral de la cobertura del desastre natural, todos estamos intentado volver a los temas que trabajábamos, aunque sin perder la perspectiva de lo que aún queda por hacer. Pero en este país no te dejan ni respirar. Cuando ya estábamos saliendo de una, 19 reos de alta peligrosidad (condenados por asesinato y secuestro, pertenecientes a bandas del crimen organizado) se han escapado de la cárcel.
En eso he estado entretenida estos días. Por cierto hoy he ido a un foro en la universidad para contarle a los estudiantes como es la cobertura de una tragedia... La verdad es que estuvo divertido. Ya sabéis cómo se ilusionan los estudiantes de periodismo... tan inocentes... antes de empezar a trabajar en este mundillo.
A nivel personal he de decir que me acosté llorando muchos días, desbordada un poco por tanta tragedia. Se siente una gran impotencia al no poder hacer gran cosa y se te cae el mundo encima cuando piensas todo lo que nos queda por delante. Afortunada o desafortunadamente no me tocó estar en los lugares donde hubo más muertos, así que pude recuperarme con cierta rapidez del bajón anímico. Lo que cuesta es, después de una descarga tan grande de adrenalina, sentarse a reflexionar.
De hecho a mi me tocó hacer como de editora, lo que quiere decir, recibir el trabajo de la gente, acomodarlo en las páginas, coordinar... Aunque tuve la oportunidad de ir a la costa, la parte inundada, y observar de primera mano las consecuencias. Uno de los días que salimos estuvimos esquivando derrumbes, lloviendo a cántaros. Además me tocó ir a evaluar si las medicinas estaban llegando a las comunidades. La mayoría de los niños tenían enfermedades de la piel, llagas y peligro de malaria y enfermedades similiares. Muchos se salieron de sus casas y viven en la carretera en sus pequeñas chabolas improvisadas.
3 Nov 2005
La Lore
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